Estoy en un pequeño problema. Sucedió que el pequeño aparato que reproduce música directamente en mis oídos se me rompió por un día, y durante todo el completo día estuve sin poder aislarme de la atmósfera social general que nos rodea constantemente. Y encima de esto, tuve que enfrentar situaciones bastante particulares. Me vi encerrado en dos jaulas, en dos momentos distintos del día: una llamada colectivo y otra, criadero. En una me vi rodeado de seres humanos de esos que uno no los siente tan humanos como uno, peleandose internamente con sus miradas por un asiento, y pareciera que el vencedor es el que más incomoda a los demás, demostrando ese constante aire de amenaza y evaluando todo tipo de escape en alguna situacion de riesgo. Siempre pensando que el chofer puede ser juez y parte y defendernos de todo mal. En otra me vi rodeado de roedores, y a pesar de tener la posición de poder por ser quien los alimentaba, se me volvio tétrico el aire pesado con polvo de marmol,;la constante sensación de que alguien te está mirando y saber que no hay otra persona en el lugar; y el ruido constante de movimiento de los pequeños animalitos que no significan amenaza, pero sin embargo, el imaginario colectivo nos enseña a temer porque pensamos que todos juntos derribarán las jaulas y nos perseguirán y morderán hasta la muerte como en una peli basada en un libro de Stephen King. Sobreviví, obviamente, a ambas jaulas. Pero, el problema que ahora se plantea es que, analizando mis sensaciones, me di cuenta de que a uno de esos lugares volvería tranquilamente y al otro prefiero evitarlo. Y solo puedo decir que con los roedores me sentí mucho más cómodo que encerrado en un colectivo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario